Título del libro: Crónicas y leyendas
Autor: Jerman Argueta
Pág. 25
Aquí en México lo de las ofrendas es algo muy colorido, donde en las comunidades está representada
con su óbolo o dadiva.
En muchas partes esto es un acto sagrado, pero también puede
ser algo profano (va más allá de lo sagrado).
En muchos lugares la ofrenda en Día de Muertos es compartir
con los difuntos el pan, la sal, las frutas, los manjares culinarios, el agua
y, si son adultos el vino.
Por lo general el ofrendar lo utilizamos para dialogar con
su recuerdo, con su vida, la ofrenda es el reencuentro con un ritual que convoca,
con todo y sahumerios, a la memoria.
Las ofrendas es una gran mezcla de cultura, los europeos
agregaron algunas flores, velas, ceras y veladora. Los indígenas le agregaron
el sahumerio con su copal y la comida y, claro la flor de cempasúchil.
La ofenda es alguna combinación
del viejo y nuevo mundo.
Así como hace cinco siglos, los muertos requerían elementos
materiales, frugales e intangibles. La ofrenda tiene que traer nueve elementos esenciales.
Si llegara a faltar alguno de ellos se pierde la esencia, ya que tiene un
encanto espiritual que rodea al patrimonio religioso.
La ofrenda es una acción
de culto u veneración místico-religión: con el concepto de fe y la inmortalidad
del alma.
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